Comencé el año en mi blog con una pregunta, la mayoría de cosas comienzan con una sola pregunta y terminan con muchos interrogantes. Algo así me ocurre. Si el pasado año fue maestro, este año no tiene adjetivo, no puedo elegir solamente uno.
Termina mi año aquí y he venido a despedirme. Podría escribir de flamenco, de no flamenco. De qué sé yo. En estos días aparecen las listas, los rankings, los mejores, las recomendaciones. Todo esto y más. Artistas, discos, libros… para aburrir.
Entre el descanso y la reflexión me acompaña el trabajo discográfico de “El Turry”, un granaíno con inquietud, con criterio, con aristas que pulir. En la mesilla “Adiós Granada. El concurso de cante jondo de 1922” de Gregorio Valderrama. Quizá ninguna de estas dos obras aparezca en ninguna lista de nada, lo cual es mejor, esto quiere decir que no están contaminadas con lo breve y lo mediático.
También he leído no flamenco, hay que salir del bucle. Me han acompañado las musas de Beatriz Luengo, un libro precioso, también la sensibilidad de Lae Sánchez, la evolución de Noelia Morgana… obras que representan las inquietudes y las ilusiones de otras mujeres.
Me he preocupado mucho de volver a sentir mi identidad, de regresar a mi centro, a los lugares que necesito pisar, a las personas que me abrigan. He ido a mirarme en otros ojos, a que me pongan las etiquetas que les transmito y darme cuenta de que soy muchas y ninguna a la vez. Quizá haya sido el año de la identidad.
Para la astrología soy escorpio, ascendente en cáncer. Según el eneagrama: tipo ocho. Según el diseño humano: rara. Según mi clase: obrera. Según mi árbol genealógico: más paya que un almendro. Según la analítica: sin colesterol. Según el sistema: mileurista. Según los amantes: noentiendolodeporlasmañanas. Según Tomás: el bicharraco. Según el horóscopo chino: rata. Según San Pedro del Pinatar: la presentadora. Según mi lugar de nacimiento: murcianica. Según mi último ex: puta y mala. Según mi primer ex: la Reina del Sur. Según mi doctor: duende. Según mi prima: la marimacho. Según mi mejor amigo: mindanga. Según Chemi López: Tokio. Según mí puesto de trabajo: técnico de Recursos Humanos. Según mis sobrinos: Tatá. Según mis amigas de siempre: Roko y olé. Según los del norte: racial, según los del sur: apañá. Según los estereotipos: malhecha. Según mi alimentación: galga. Según mi petarda: alma libre. Según sus hijas: la Tita Ro. Según la policía: continúe su marcha. Según mi madre: gitana. Según mi padre: espina. Según mi piel: atópica. Según mi cerebro: PAS. Según mi hermana: su hija. Según mi otra hermana: echatebasetodoslosdiasporfavor. Según los que me leéis: Flamencólica. Según el padre de María José: ciclón. Según el padre de Susana: escarcha. Según mi pisada: plantillana. Según Cigalita: flamenca garrapatera. Según Barberán: la 112.
De todas estas etiquetas, alguna seré siempre, otras dejaré de ser, otras nunca he sido. Lo único que tengo claro es que me encantan los huevos fritos con patatas, adoro dormir sin despertador y me chifla echar la maleta al coche.
Intentaré vivir valiente y llegar a tiempo a las citas importantes.
Seguiré buscando lo que me estremezca y me haga sentir viva.
No sean nadie, solamente, sean ustedes.
Salud y libertad. Gracias por leerme, hasta el año que viene.
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