Huellas Flamencas: Enrique «El Mellizo»

Hoy la rueda del carro de la galaxia flamenca se ha quedado varada en una huella gaditana, genuina y creadora. Francisco Antonio Enrique Jiménez Fernández, mas conocido como Enrique «El Mellizo» fue un cantaor gitano que nació en Cádiz en 1848.

Ha sido uno de los cantaores más creadores de finales del siglo XIX, por no decir el que más creó. Alternó su profesión de matarife con la de puntillero en varias cuadrillas toreras de la época y la faceta artística como flamenco la desarrolló en fiestas privadas, reuniones y de vez en cuando algún café cantante para obtener así algo de parné. El único retrato que tenemos del cantaor nos llega a través de Augusto Butler y fue cedido por el cantaor jerezano Juan Jambre, su físico no nos dice mucho, pues dentro del flamenco pocas caras atractivas nos han rodeado, sin embargo la personalidad de este cantaor fue arrolladora.

Imagino que tenía un oído prodigioso, además de una voz que dominaba y que exprimió para adaptar melodías a su forma de entender el cante flamenco. Su originalidad nos ha llegado a estos tiempos a través de la tradición oral, de cantaor en cantaor, porque no poseemos ninguna grabación original de Enrique «El Mellizo» ya que se negó a hacerlo; manía que después de él también tuvieron otros cantaores flamencos. Quizá no era consciente de su transcendencia artística, sin embargo era un personaje conocido en toda Andalucía sin haber salido mucho de su tierra natal.

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De carácter extraño y depresivo, para variar, Enrique «El Mellizo» tuvo épocas solitarias y tristes; otras alegres y vivaces. Sin duda su cante es la referencia del flamenco gaditano, la profundidad de sus estilos son una de las mayores huellas flamencas, creando así, la particular manera de cantar en la Andalucía Occidental. Su escuela la continuó Aurelio Sellés, y después otros como Pericón de Cádiz, Manolo Vargas, Chano Lobato o Rancapino.

En la actualidad es poco habitual asistir a un recital de cante y no escuchar algún estilo del cantaor gaditano, referente hasta nuestros tiempos, convirtiéndonos en testigos de hace más de un siglo de su incomparable y majestuosa obra; una malagueña de «El Mellizo» cae siempre.

El dominio del cante lo embaucó a componer numerosos sellos propios personales, creo que sin llegar a ser consciente de la importancia de esto en los tiempos que estamos. Aquí repasamos algunos de los palos que marcó con su genialidad:

– Malagueña de «El Mellizo»: es la más rica musicalmente, la de más dificultad y sublime de todas las que existen en el cante flamenco. Cualquier otra malagueña se puede rematar con cantes abandolaos, no ésta, ya que es la única creada en Cádiz y no lleva remate. Los orígenes no están muy claros; unos dicen que procede del romance de Bernardo el Carpio, pero para mí la versión con más peso es que la desarrolló poniendo como base los cánticos gregorianos de las misas.

– Tientos: los tientos comenzaron a llamarse «tangos-tientos» es decir, tangos lentos, hasta que hace un siglo se quedó con el nombre de «tientos». Aquí también hay diferentes fuentes de las que beber, se dice los creó Diego «El Marruro», puede que así sea, pero en cualquier caso, Enrique «El Mellizo» los adaptó con la forma que ahora los conocemos.

– Soleares: la soleá de Cádiz es sinónimo de la soleá de Enrique «El Mellizo», selló tres estilos de soleares con aires de Alcalá y otras con su particular originalidad de tercios cortos y singulares.

– Alegrías: como muchos saben provienen de las jotas de Cádiz, folcklore popular de la zona con ritmo mas acelerado y sin aires flamencos. Cuando nació «El Mellizo» ya existían algo aflamencadas, él aportó su personalidad relentizando la copla sin perder la composición rítmica.

– Saeta: Enrique «El Mellizo» es la pieza clave para entender este cante como actualmente se escucha. Moldeó y aflamencó esta liturgia que más tarde Manuel Centeno, Antonio Chacón o La Niña de los Peines terminaron de perfilar con sus dotes.

– Seguiriyas: el cantaor coge los estilos de Los Puertos para matizar este cante, en sus dos estilos se diferencia una con resquicios trianeros y otra probablemente fruto de su prodigiosa creación.

Y hablando de seguiriyas, también merece la pena contar que Enrique «El Mellizo» descubrió a Antonio Chacón en Jerez de la Frontera, y que años después Antonio Chacón organizó un festival para recaudar fondos y poder librar a un hijo de Enrique del servicio militar; en la memoria de Chacón se quedó para siempre la seguiriya que Enrique entonó aquella noche:

«Mira la vergüenza,
que me has hecho pasar,
de andar pidiendo limosna de puerta en puerta,
por tu libertad»

Enrique «El Mellizo» falleció de tuberculosis el 30 de Mayo de 1906 y hasta los periódicos se hicieron eco de la terrible noticia, siendo acompañado por numerosas personas que le reconocieron en vida su fantástica aportación al mundo flamenco, también se la queremos reconocer desde nuestra galaxia flamenca. Gracias siempre, maestro.

Para ampliar: Callejón del Duende, blog de Antonio Barberán.

 

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