Desde ayer ya está la «Flamencólica» en el Cante de las Minas con muchas ganas de poder contaros su propia versión. La mayoría sabéis que gestiono y escribo en el Canal del Cante de las Minas para el diario La Opinión de Murcia y me siento libre, pero Flamencólica es otra cosa, otra profundidad, otra forma de expresarse, otra parte de mí. Escribiré aquí lo que sienta por necesidad sobre el evento.
Anoche comenzó el Festival del Cante de las Minas con el pregón de mi paisano, Ginés García Millán; para mí fue una alegría ver a tantas personas de Puerto Lumbreras en el Antiguo Mercado Público porque dudo que viva otra noche así, llena de calor de mis paisanos, algo único para mí. Fue emocionante ver a Ginés recitando un pregón justo, real y natural. La lagrimilla se me cayó cuando agradeció a las familias flamencas, aficionados y artistas lumbrerenses el haberle regalado momentos de arte.
Después de rompernos las manos aplaudiendo salió la voz elegante y flamenca de Antonia Contreras. Rompió el silencio por pregones, nana, cante de trilla, toná, martinete y debla; creo que es demasiado para la afición que hay aquí, sinceramente. Hay que valorar mucho el hilar todos esos cantes sin acompañamiento, defenderlos como ella lo hizo y manteniendo el temple en un escenario solitario. En los demás cantes que hizo Antonia Contreras también me sorprendió, además de la modulación de la voz y sus matices, me alegró escuchar nuevas melodías por soleá y tangos; eso me encanta. Para mí es una de las cantaoras más interesantes que tenemos en la actualidad; por madurez y por conocimiento. Ella quiere ser, ella puede ser. Tuvo la valentía de presentarse el año pasado al concurso y se llevó la Lámpara, se expuso, se ilusionó, se dio valor. Eso no lo hace nadie. Por miedo, por inseguridad. Es el ejemplo de que hay que creer en uno mismo y está labrándose poco a poco un hueco en el flamenco.
Tras la cantaora malagueña, le tocó el turno a Belén López, Desplante de baile el pasado año. Qué decir… poca cosa. La de Tarragona no le ha dado valor a ese premio, no ha salido del circuito donde estaba, no se ha planteado un vuelco en su carrera. Sigue bailando como una fiera, con expresividad, electricidad en los pies y sobrada de compás. Soleá, alegrías y taranto. Con las mismas carencias de cintura para arriba y sin elementos que revaloricen su talento. Me recuerda en la expresividad y las formas al diamante en bruto de Alba Heredia, la bailaora granadina; sin embargo Alba sí que aprovechó su Desplante para avanzar en un carrera; ampliando su horizonte y sumando calidad a su baile.
Y para finalizar la noche el pianista cordobés Ildefonso Aroca se pegó el homenaje, cómo decirlo… el eterno segundón del Filón del Cante de las Minas logró el pasado año su ansiado premio. Una cosa menos qué hacer. Llevo escuchándolo desde 2012 en el concurso, más de lo mismo. Tocó seis palos con un atrás a la altura, se despidió de La Unión y se fue con su música a otra parte.
Me fui a la plaza del mercado a refrescarme con los de siempre, a disfrutar de los encuentros veraniegos y a hablar de flamenco. Que a eso también he venido aquí.
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